Una de las primeras medidas de Pep Guardiola cuando accedió al banquillo del primer equipo del Barça fue instaurar una serie de sanciones para los jugadores que llegaban tarde a los entrenamientos. Las multas se destinaban a entidades benéficas
Así pues, los jugadores tenían que estar en el campo una hora antes de las sesiones de entrenamiento. Si llegaban más tarde, eran sancionados con 500 euros. Si el retraso superaba la hora, la sanción se elevaba hasta los 2.000 euros, y si finalizaba el entrenamiento y el jugador aún no estaba, la multa podía llegar hasta los 6.000 euros. Mientras que Tito Vilanova no cambió en ningún aspecto este sistema de sanciones, Tata Martino ha decidido eliminarlo, según informa el diario "Sport ". El técnico argentino apuesta de esta manera por la profesionalidad de los jugadores y confía en los capitanes para reconducir a los posibles impuntuales.
Hay que decir, sin embargo, que el dinero recaudado entre multas y sanciones, que en un principio eran para montar alguna cena entre los miembros de la plantilla, finalmente se destinaban a alguna ONG o entidad benéfica.