Solo una palabra puede definir el encuentro que disputó anoche el F.C.Barcelona en San Siro, lamentable. Los azulgrana confundieron el respeto, obligado ante un club con siete Champions a sus espaldas, con la desidia. Si una cosa tiene o tenía este equipo, es que nunca especula, siempre busca el gol por encima de todo. Ayer no se dio este axioma. Los de Roura abusaron en exceso de un fútbol contemplativo destinado a esperar que el tanto llegara por pura inercia, que cayera, como fruta madura producto de algún desajuste en la pertrechada defensa milanista.
Posesión estéril y en zonas muy alejadas del guardameta lombardo; Falta de profundidad por bandas, tanto de los laterales como de Iniesta o Pedro. Escasa participación de un Messi que siempre quiso recibir al pie y de espaldas a portería. Busquets y Xavi imprecisos y horizontales. Alves. Como siempre, descolocado en el lado débil. Cesc incapaz de recibir un solo balón en el pasillo interior o buscar algún tipo de asociación con Iniesta o Leo. Agobiados, sin oxigeno, sin espacios, nadando en una espesura destacable y elogiable de tensión competitva y esfuerzo colectivo. El Barça creyó tener el dominio del partido, cuando en realidad el que lo tuvo en todo momento fue el Milan, que con un par de zarpazos y mucha humildad y trabajo, dejó casi sentenciada la eliminatoria.
Y lo peor de todo, ni un solo disparo entre los tres palos durante 90 minutos. Inaudito. El peor partido de la temporada y en el peor momento. Ayer defraudó quien nunca defrauda. Al fin y al cabo son humanos.
Lo triste es que lo de ayer no es nuevo. Chelsea, Inter e incluso el propio Real Madrid han utilizado esta apuesta futbolística arcaica en sus enfrentamientos con el Barça, consistente en líneas juntas muy retrasadas y balonazos arriba en busca de segunda jugada. ¿Aún no hemos encontrado un antídoto para ese fútbol? Mal asunto.
Disputar la ida de una eliminatoria de Champions fuera de casa, es una ventaja clara. El rival sabe que un gol en contra penaliza doble y tiende a jugar con muchas precauciones defensivas y pocas alegrías en ataque. Además, la presión está siempre del lado local. Si encaja, está casi obligado a descoserse en pos de un gol que le de algo de vida y opciones en la vuelta.. En este sentido el Barça estuvo torpe, planteando un partido con escaso vértigo, esperando supongo poder resolver en el Camp Nou. Los rossoneri se mostraron encantados encantados de encontrarse ante semejante panorama. Acostumbrados al catenaccio, adoptaron una postura de brega y sacrificio defensivo, obteniendo como premio un resultado abultado a tenor del nivel futbolístico de unos y otros. Supieron aceptar su rol.
Solo una cosa es positiva respecto al partido de ayer. El resultado le impide al Barça ser especulativo en el Camp Nou. Los azulgrana deberán salir desde el minuto 1 a morder. El objetivo, marcar el mayor número de goles. Previsiblemente el Milan marcará algún tanto. Eso significaría que el Barça debería anotar 4 para pasar a la siguiente fase. Volver al 3-4-3, ser agresivos desde el inicio, recuperar la velocidad en la circulación del esférico, abrir mucho el campo, tener unas bandas intencionadas y ofensivas y sobretodo, tomarse este encuentro como una vendetta en toda regla, para mi son elementos indispensables si queremos tener alguna opción. El Iniestazo, la remontada épica, el clavo ardiendo. Ya saben.
Si algún equipo es capaz de superar este tipo de adversidades, ese es el Barça. Un grupo unido que sabrá buscar el modo de recuperar todo el crédito perdido en Italia. En ello confiamos.
Un artículo de @Banquilleros