El FC Barcelona es el mayor espectáculo del mundo, y Leo Messi el artista principal. Contra el Celta volvió a quedar demostrado que este Barça no sólo maravilla a base de un fútbol sublime, gigante, sino que también es capaz de sorprender al planeta con los trucos mejor guardados

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Bienvenidos al paraíso futbolístico, al Edén reservado sólo para magos que, como Leo Messi, son capaces de disfrazarse de ángeles de la guarda para revolotear por encima de todo lo terrenal, sorprender a propios y extraños y transformarse en Adanes que sólo piensan en comer manzanas prohibidas; en dar rienda suelta a la imaginación y la picardía para usarla en su beneficio, convirtiendo un simple balón en la herramienta orgásmica con la que hacen disfrutar partido tras partido a una afición completamente entregada. Este domingo el Barça volvió a hacer de las suyas contra el Celta de Vigo, pero de una forma distinta. Sí, se volvió a ganar por goleada, se marcaron seis goles y el tridente fue protagonista en todos ellos ya fuera marcando o bien asistiendo...

Pero hubo algo más. Toques de varita adicionales que colocaron al FC Barcelona todavía un escalón por encima del que ya se encontraba. El golazo de falta de 30 metros de Leo Messi era tan sólo el preámbulo de lo que pasaría más tarde. "Lambrettas", sombreros, caños, paredes, autopases, pases de croqueta -made in Iniesta-, pisadas de fútbol sala, regates imposibles, definiciones sin ángulo y, lo más importante de todo, una jugada que se repetirá una y otra vez durante las próximas semanas en todos los telediarios del mundo: el homenaje a Cruyff de Messi y Suárez en el penalti del 4-1.

Cuando el público del Camp Nou pensaba que el FC Barcelona no le podía sorprender más, allí aparecieron los dos artistas del balón para, habiéndolo pactado previamente, plasmar a la perfección la jugada del penalti indirecto en la que Messi, tras dar un ligero toque al balón, asistió a Luis Suárez para que fuera éste quien enviara el balón al fondo de la portería rival. El Barça había elevado la esencia azulgrana a un estadio superior, a un escalón en el que nadie puede saber a ciencia cierta cuál será la próxima diablura que inventarán las estrellas blaugrana.

No hay límites para un Barça sin techo, y todavía menos para un Leo Messi que, pudiendo haber marcado el gol 300 con la camiseta del FC Barcelona en Liga, prefirió maravillar al mundo asistiendo a un Luis Suárez que ya es "Pichichi" indiscutible de la competición con 23 goles en 23 encuentros disputados de Liga -aún hay que jugar el partido aplazado contra el Sporting-, dos dianas por delante de un Cristiano Ronaldo que se creyó importante marcando dos goles el sábado contra el Athletic en el Bernabéu. El Barça ha llegado a un punto en el que ya puede decirse por todo lo alto que es el mejor equipo de la historia. Y no por el 6-1 contra el Celta. Tampoco por sus habituales goleadas ni por los títulos que ha ganado, está ganando y ganará, sino por la forma en que lo consigue. Esto ya no tiene parangón, y el telón no se cerrará hasta finales de mayo. Disfrutemos del espectáculo.


Carlos Domínguez
@CarlosDomnguez1