Las razones por las que Pedro prefirió a José Mourinho
El exazulgrana Pedro Rodríguez habló sobre la conversación que tuvo con José Mourinho y por la cual el técnico portugués lo convenció para fichar por el Chelsea. El tinerfeño también fue seducido por Cesc Fàbregas, que acabó por persuadirlo
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Si por algo se caracteriza José Mourinho es por su manera de convencer a sus jugadores sobre su idea de ver el fútbol y conformar un equipo que acaba haciendo lo que él dicte. Esa oratoria fue la que acabó encandilando a un Pedro cuyo pasado, muchas veces enfrentado al luso tras su paso por el Madrid, no pesó a la hora de firmar por el Chelsea de Londres.
En la rueda de prensa de su despedida, el internacional español confirmó la importancia que tuvo el míster portugues sobre su decisión de acabar siendo blue ya que "tuvimos una conversación muy larga. Él me explicó que me quería para hacer un equipo fuerte, me veía como un jugador importante en ataque y me convenció. Hablamos sobre muchas cosas y me gustaron mucho sus palabras".
Y es que Pedro es un hombre que cumple a la perfección el perfil que gusta a Mourinho, como en su día lo fue Callejón en el club blanco. Un atacante de calidad pero que se desgasta por ayudar a su equipo y que no tiene reparos a la hora de echar una mano en defensa. Un currante del fútbol que llega para ocupar el puesto dejado por un Juan Cuadrado que ya viajó a Turín, rumbo a la Juventus.
Lo que seguramente convenció a Pedro fue saber que Mou no tiene actualmente a nadie en su equipo con las características antes señaladas, lo que le apunta como titular casi indiscutible en su once. Además, volver a jugar junto a Cesc Fàbregas también le motiva. Precisamente el de Arenys tuvo un papel muy importante este verano para tratar de convencerle, como destacó en su día el diario Sport. Mourinho habló con Cesc para que este intercediera y el catalán estuvo en contacto directo con Pedro.
Un trabajo a dos bandas donde por un lado Mourinho y por otro Cesc acabaron por decantar la balanza y traer al extremo a Londres, olvidándose de los cantos de sirena que llegaban desde Manchester.
