Después de una semana atípica en la dulce travesía del Tito Team, los azulgranas se enfrentaban a las dudas que dejaban un empate y una derrota. Los murmullos recorrían redacciones, foros y tertulias. Buscando culpables, problemas y soluciones.
En una semana se pasaba del máximo optimismo, a ver prácticamente perdida la opción de revalidar el título Copero, cosas del entorno, el gran cáncer de este Club. Ese Barcelonismo de antaño, tan dado a alardear de bandera como a esconder la bufanda al mínimo descuido.
La vuelta de la eliminatoria no defraudó, un partido vibrante con tintes de noche grande europea. Manuel Pellegrini planteó un partido de poder a poder, buscando el cortocircuito en la medular azulgrana y sintiéndose capaces de hacer daño a este Barça.
En una semana se pasaba del máximo optimismo, a ver prácticamente perdida la opción de revalidar el título Copero, cosas del entorno, el gran cáncer de este Club. Ese Barcelonismo de antaño, tan dado a alardear de bandera como a esconder la bufanda al mínimo descuido.
La vuelta de la eliminatoria no defraudó, un partido vibrante con tintes de noche grande europea. Manuel Pellegrini planteó un partido de poder a poder, buscando el cortocircuito en la medular azulgrana y sintiéndose capaces de hacer daño a este Barça.
Hasta el gol de Pedro, los azulgranas dominaron el partido. Con un Sergio Busquets permutando entre la posición de tercer central en la salida de balón y colocándose en el doble pivote cuando el equipo pisaba zonas de creación, de esta manera se daba la oportunidad a Cesc de moverse entre líneas, en mi opinión, la mejor versión del de Arenys.
Con el 0-1 los malaguistas, demostraron porque han pasado como líderes de grupo en Champions, con el empaque de un equipo grande, empataron en la primera acción de peligro que generaron, dando el pistoletazo de salida a los mejores minutos de los Andaluces.
La campana del descanso, salvo a los de Vilanova, en el caso de ayer, a los de Roura, cuando las sensaciones acompañaban más al 2-1 que al gol blaugrana.
El descanso trajo con él a la mejor versión culé, segunda parte de dominio acaparador, con destellos de calidad, solo al alcance de perlas futbolísticas como Xavi, Iniesta, Messi & compañía.
Piqué, estrenando paternidad, certificó la superioridad azulgrana. Pase con compas de Don Andrés al que el central catalán respondió con un control y un remate que firmaría cualquier 9 de primer nivel.
Eliminatoria clausurada pensaron algunos, no contaban con un Malaga que sentía que aun la clasificación era posible. El empate llegó, contra de libro y buen gol de Roque Santacruz. No entraré a valorar la agresión a Fábregas que acaba con la jugada del empate Malaguista. Árbitros… cosa de otros.
Lo único claro es que ese empate, acabó de despertar a la máquina blaugrana, del 2-2 al 4-2 solo una palabra lo resume, FÚTBOL. Iniesta y Messi firmaron los tantos, pero Cesc y Alves se postularon como MVP del encuentro.
El partido en su tono “Premier” nos mostró al ex Gunner como se le espera, determinante. Y qué decir del brasileño, criticado y cuestionado, mostró su mejor versión y sumó su tercera asistencia de la temporada.
Golpe encima de la mesa del conjunto culé, ante la eliminatoria contra el Real Madrid y la Champions a la vuelta de la esquina, los azulgrana demuestran no estar saciados.
Que el hambre nunca se acabe.
PUBLICADO POR JONATAN MONZON | @MEANDOCOLONIA