Gabriel, el niño brasileño que nació sin pies por una malformación, ha vivido tres días que seguro que quedarán grabados en su memoria. Invitado por la FCB Escola, Gabriel ha podido cumplir el sueño de visitar Barcelona y conocer a sus jugadores, sobretodo a uno, Leo Messi. Un momento mágico que sin duda no olvidará.

Este verano el FC Barcelona le invitó a entrenar durante una semana en el Campus FCB Escola de Río de Janeiro y, más tarde, a visitar Barcelona y poder así vivir un poco más de cerca la filosofía Barça. La visita en clave azulgrana del Gabriel tuvo el punto de partida en el Museu, y luego continuó hasta el césped del Camp Nou. El mismo lunes tuvo la oportunidad de ejercitarse durante una hora con uno de los equipos de la FCB Escola, dejando patente que el hecho de no tener pies no le impide practicar el fútbol. Por la mañana su aventura había sido de carácter más turístico, visitando lugares como el Parque Güell, la Sagrada Familia y el Puerto Olímpico. Recibido por Sandro Rosell el día del Barça-Celtic Uno de los puntos más álgidos de la estancia de Gabriel en Barcelona tuvo lugar el martes, cuando pudo asistir, desde el Palco del Camp Nou, y acompañado de su madre, al partido Barça-Celtic. Minutos antes, el presidente Sandro Rosell conversó con él y le entregó una camiseta con su nombre y un balón.



Pero sin lugar a dudas, el gran momento del Gabriel se produjo este miércoles, cuando fue recibido por los jugadores del Barça en la Ciudad Deportiva Joan Gamper, justo después del entrenamiento. Recibido con mucho cariño y admiración, pudo fotografiarse con todos ellos y compartir momentos inolvidables. Fue entonces cuando llegó el momento más esperado por Gabriel: conocer a Leo Messi. Niño e ídolo compartieron sensaciones, sonrisas, mucho cariño e, incluso, algunos toques de balón.

Adriano, así como Abidal, quisieron compartir unos toques de balón sobre el césped con Gabriel. Justo después, el brasileño explicaba sus sensaciones, incidiendo en el hecho que, para toda la plantilla, la de Gabriel es “una lección de superación total”. “No me imaginaba cómo lo hacía para jugar, es increíble, lo llevaré toda la vida”, apuntaba.