El 17 de septiembre de 2000, un niño pequeño y hábil que con sólo 10 años era capaz de hacer genialidades con un balón en los pies, pisaba por primera vez Barcelona, acompañado de su padre. Tenía 13 años y un talento y una ilusión extraordinarios que dejaron boquiabiertos a los responsables del fútbol base del Barça en la prueba que le hicieron. Se llamaba Lionel.
No podemos decir que no estuviéramos advertidos, pero nadie imaginaba que este nombre se convertiría en el del mejor jugador de la historia del Barça en tan poco tiempo.
Después de deslumbrar a todos en todos los equipos del fútbol base, Leo Messi debutó con el primer equipo en 2004, con 17 años. Un año más tarde, se presentó en sociedad en el Camp Nou, en un Gamper contra la Juventus, y a partir de ese día comenzó una carrera meteórica que le ha llevado a batir todos los récords individuales y colectivos posibles. No sólo en el Barça, sino también en el fútbol mundial.
Con sólo 25 años, muchos ya lo sitúan en el Olimpo de los mejores de la historia del fútbol, a la altura de Di Stefano, Pelé, Cruyff y Maradona. Sólo le falta un Mundial para redondear un palmarés de ensueño. 3 Balones de Oro ganados de forma consecutiva, la Bota de Oro y el Oro Olímpico con Argentina se añaden a los 19 títulos ganados con el Barça, entre los que hay 5 Ligas y 3 Champions.
La temporada pasada superó a César como máximo goleador de la historia del Barça, y ya suma 261. Los dos últimos, el sábado, contra el Getafe, le sirvieron, además, para batir su récord personal de goles en un año natural, con 61. Y eso que estamos en septiembre.

