La ceremonia de inauguración ha contado con la presencia de más de 600 bailarines en un Estadio Olímpico lleno a rebosar, con más de 80.000 espectadores. Bradley Wiggins, el reciente ganador del Tour de Francia y deportista de moda en el Reino Unido, ha sido el encargado de hacer sonar la campana que ha iniciado la espectacular ceremonia. En el acto, no ha faltado el sentido del humor. Entre las ocurrencias más celebradas, la simulación de la llegada de la Reina Isabel II en paracaídas escoltada por James Bond (Daniel Craig). También han aparecido referencias a algunas de las principales figuras de la literatura fantástica juvenil creadas por ingleses, como Alicia, Mary Poppins, Peter Pan o Harry Potter. Tras una sucesión de clásicos musicales de las principales bandas británicas, como los Beatles, los Rolling Stones, los Kinks, Jam, Sex Pistols, New Order ..., la ceremonia ha concluido dando paso a la tradicional desfile de los países.
205 delegaciones y más de 10.000 deportistas
Han completado el desfile un total de 205 delegaciones representando 204 estados más la delegación que ha desfilado con bandera olímpica, que ha acogido a un atleta de Sudán del Sur y dos de Curazao. Como es tradición, el equipo griego ha abierto el desfile y después se han ido sucediendo por orden alfabético las diferentes representaciones. En total, casi 10.500 deportistas -algunos no lo han podido hacer- han desfilado en el estadio durante más de una hora y media para dar por definitivamente inaugurados los Juegos. Pau Gasol ha sido el abanderado de la delegación española en sustitución del lesionado Rafa Nadal.
Un final brillante
Tras la declaración de apertura de los Juegos por parte de la reina Isabel II, los discursos de Lord Sebastian Coe, presidente del Comité organizador de Londes-2012 y Jacques Rogge, máximo mandatario del COI, se ha procedido al encendido del pebetero, que se encontraba justo en el centro del estadio. Siete jóvenes atletas han tenido el honor de hacer el encendido. La traca final ha llegado con la actuación de Sir Paul McCartney.