Además de que, obviamente por las características de ambos, es una decisión que supondría un cambio de estilo hacia la verticalidad o el toque y la llegada de segunda línea, puede tener un fondo más rebuscado. El bueno de Pedro Rodríguez ha tenido una temporada difícil. Sus continuas lesiones no le han permitido tener la continuidad esperada y su poco ritmo de competición debido a los continuos problemas físicos ha hecho que su rendimiento no fuera el esperado y poco a poco las apuestas en internet contaran menos con él como integrante del once inicial de Guardiola. Pero en el tramo final de la competición, ya completamente recuperado, ha servido para recuperar su mejor versión. Ha vuelto a ser el jugador dinámico, incisivo y goleador que enamoró al barcelonismo, algo que le ha colocado en la duda para ser de la partida en la final del próximo viernes.
El caso de Cesc Fábregas es completamente opuesto al de Pedro. Su inicio de temporada fue sencillamente espectacular. Se convirtió en una de las apuestas deportivas de fútbol más fiables de este equipo desplegando un juego de toque y llegada sólo al alcance de los más grandes. Pero al pasar el ecuador de la temporada, sufrió un tremendo bajón en el rendimiento que le ha colocado en el disparadero en más de una ocasión. Si hubiera mantenido el nivel no creo que hubiera dudas sobre su participación en la final, pero su bajón de rendimiento le ha colocado en esta pugna con Pedro por un hueco en el once.
Como comentaba al principio de la noticia, esta decisión puede tener consecuencias especialmente sobre la presencia de Pedro en la selección española. Parece que Vicente del Bosque puede tener dudas sobre la presencia del canario o la de Muniaín en la lista final, algo que podría resolverse con una buena actuación del extremo culé en dicha final. Veremos.
Guillermo Fernández