Con la derrota o el fracaso llega la crítica. Los que han guardado silencio tras las trincheras aprovechan el traspiés para malmeter y recordar al aficionado que pese al letargo, siguen vivitos y coleando. El famoso entorno se erige como protagonista principal de la tragicomedia azulgrana. Siempre ha sido así y siempre lo será.
Joan Laporta, Jan para los amiguetes, emerge de su madriguera con
el disfraz de político mal cosido a su piel de forofo. Un personaje que
solo funciona en el circo balonpédico, donde la exageración y el
populismo se aceptan como elementos accesorios y tal vez necesarios. La
ansiedad carcome su ego. Necesita volver a las primeras páginas del
papel cuché. Despotrica contra la actual junta. Ejerce de oposición
cojonera. Un año duró la tregua.
Obviamente me parece desacertado por parte del expresidente. Sobretodo el momento. Ahora es cuando el culé de verdad debe estar al lado del equipo. Los torpedos a la línea de flotación solo merman nuestro potencial social. Guardiola consiguió que todos remáramos en una misma dirección. No han pasado ni 15 días desde que anunció su adiós y ya existe una seria amenaza de bipolaridad en el barcelonismo. Quizá por este motivo pienso que Pep debió elegir mejor el momento del ocaso. Abandonar el barco en la derrota es lícito y seguramente en su situación personal, indispensable. Para el club, me temo, será una prueba de madurez insuperable.
Yo confio en los futbolistas. Ellos son el principal activo de este club. Han demostrado siempre estar por encima de la junta directiva de turno. Si el balón entra, si el fútbol deslumbra, si los títulos vuelven, el entorno volverá obligado al foso. Allí, sus gritos, son átonos.
Joan Laporta, alive and kicking…
Publicado por EBV - @Banquilleros
Obviamente me parece desacertado por parte del expresidente. Sobretodo el momento. Ahora es cuando el culé de verdad debe estar al lado del equipo. Los torpedos a la línea de flotación solo merman nuestro potencial social. Guardiola consiguió que todos remáramos en una misma dirección. No han pasado ni 15 días desde que anunció su adiós y ya existe una seria amenaza de bipolaridad en el barcelonismo. Quizá por este motivo pienso que Pep debió elegir mejor el momento del ocaso. Abandonar el barco en la derrota es lícito y seguramente en su situación personal, indispensable. Para el club, me temo, será una prueba de madurez insuperable.
Yo confio en los futbolistas. Ellos son el principal activo de este club. Han demostrado siempre estar por encima de la junta directiva de turno. Si el balón entra, si el fútbol deslumbra, si los títulos vuelven, el entorno volverá obligado al foso. Allí, sus gritos, son átonos.
Joan Laporta, alive and kicking…
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