Ni centrocampistas -hay siete en nómina-, ni delanteros -hay, mínimo, cinco-. El nuevo Barça de Tito Vilanova pasa por reforzar únicamente la defensa. Prioridad número 1: un lateral izquierdo para llenar el hueco dejado por Abidal. Interesaba el austríaco Alava, pero el Bayern se niega en redondo a negociar. Interesa el valencianista Jordi Alba y será el que vendrá siempre que no fructifiquen otras negociaciones abiertas.
Prioridad número 2, número dos y última: un central consagrado que venga para ser titular. Del nivel de los Puyol, Piqué y Mascherano, los tres que ahora tiene el Barça. El primero de la lista, el brasileño del Milan Thiago Silva. Para traer un segunda fila o un central por hacerse, el Barça ya lo tiene en la casa, con Bartra y Muniesa. El interés del Barça por este central de 27 años, metro ochenta y tres de altura y con buena salida de balón, no es nuevo. El 14 de junio del año pasado, el mismo Thiago Silva lo explicaba.
No hubo acuerdo en el precio de traspaso. Además, Guardiola priorizó entonces dos demarcaciones ofensivas. Primero llegó Alexis Sánchez y luego Cesc Fàbregas. El coste de ambas operaciones, 70 millones y 15 más en variables. Demasiado dinero para hacer frente a un tercer fichaje. Como Alexis en su día, como Cesc en su día y como Mascherano en su día, el Barça espera que Thiago Silva mueva pieza, en forma de acción o de declaraciones, para forzar su salida.
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