F.C.Barcelona 1-2 Real Madrid. Perdimos, pero no tiene por qué gustarnos

El Barça perdió el tren de la liga en casa y ante el eterno rival. Los de Guardiola no pudieron o no supieron derruir el muro de contención planteado por Mourinho. Partido espeso de los culés, en realidad, de los peores que le he visto en mucho tiempo. Se falló en lo que nunca se falla, la circulación. Si el balón no corre, los azulgrana se convierten en un equipo más bien vulgar. Hasta Messi ayer pareció mortal y eso, creo, lo dice todo.

Sorprendió Guardiola a propios y extraños con la incursión de Tello y Thiago en el once inicial y con la suplencia nuevamente de Piqué. No me malinterpreten, pienso que los chavales poseen cualidades técnicas suficientes para ser referente en un par de temporadas, sin embargo, creo que para partidos de esta trascendencia, es preferible apostar por futbolistas con más bagaje. En absoluto achacó la derrota a la presencia de los canteranos, para nada, simplemente digo que para enfrentarse a un Real Madrid de gala, es preciso alinear un equipo maduro, reconocible y con mil y una batallas a las espaldas.

La cuestión es que Alexis, Cesc y Piqué, se sumaron a las ausencias de Abidal y Villa. Estamos hablando de cinco titulares indiscutibles fuera del once para enfrentarse a todo un Real Madrid. Demasiado incluso para el Barça.

Guardiola apostó por un 3-4-3 diáfano. Valdés en la puerta. Puyol, Mascherano y Adriano en defensa. Por delante Busquets, Xavi, Thiago e Iniesta. Arriba Tello por la izquierda, Alves por la derecha y Messi de falso 9. Por su parte, Mou puso en liza a su once más habitual. Iker, Arbeloa, Pepe, Ramos, Coentrao, X.Alonso, Khedira, Özil, Di Maria, Cristiano y Benzema.

Los problemas comenzaron atrás. Sin Piqué, el Barça adolece de salida de balón. Nos costó en exceso iniciar. Además, Gerard aporta ese pase largo diagonal, tan necesario para superar líneas y mezclar juego. Busquets se veía obligado a bajar para ayudar en la creación, restando así un efectivo en la medular. El Madrid, generoso y entregado a la causa. Ayer defendían todos y atacaban todos. Un conjunto disciplinado, coordinado y con los conceptos claros. Robo y contragolpeo con gente. Solidaridad. Efectividad máxima.

El Barça estuvo errático en exceso, sobretodo en el pase. Sin precisión no hay desequilibrio. Sí, tuvimos siempre la posesión, pero ésta era del todo estéril por la falta de componente sorpresivo. No hubo movilidad y sobretodo velocidad. Sin lo último es muy difícil por no decir imposible desarbolar una defensa bien pertrechada. Estuvimos lentos en la toma de decisiones y no fueron pocas las veces en las que a nuestros futbolistas les arrebataron el esférico llegando por la espalda. Empanados. Iniesta siempre incómodo y alejado de Xavi, el egarense excesivamente horizontal. Messi apático, desasistido y bastante desconocido. Los pasillos interiores no se usaron. Un galimatías absoluto.

Pep buscó en Tello y Alves, la profundidad que le faltó en Stamford Bridge. Sí, se abrió mucho el campo, pero ello influyó en ver un equipo demasiado distanciado en las líneas. Ayer se echo en falta esas combinaciones de los azulgrana en el precipicio del área. Las bandas fueron nuestras, es decir, el balón llegaba con relativa solvencía a las botas de Alves y Tello. El problema es que faltó desborde. El esférico toca la línea de cal y vuelve al centro para proseguir en esa pasividad a menudo desesperante. Normalmente esto se hace para mover al rival y generar espacios en el centro de la zaga. Ya no sirve. El rival conoce nuestras carencias, nuestras bandas no suponen una amenaza. Con los pasillos cerrados, Messi e Iniesta no hallan huecos, solo muros de hormigón armado. Se echa en falta un nueve rematador. alguien que llegando de segunda línea, pueda rematar a la red un centro lateral. Diversificar las alternativas ofensivas.

El Madrid se adelanto en cantada absurda de Valdés y Puyol tras córner. Sin hacer gran cosa los blancos se fueron al descanso en ventaja. El Barça la tuvo con Xavi, aunque una vez más, de cara a puerta, estuvimos negados. En la segunda parte Pep subsanó errores con la entrada de Alexis, Cesc y Pedro. Ganamos en movilidad y ambición. El chileno revolucionó el partido y marcó un gol de fe. Un espejismo. En la jugada siguiente un pase magnífico de Özil fue magistralmente finalizado por Cristiano. Un gol psicológico que destruyó cualquier conato de remontada histórica. El luso mató el partido y por fin justificó su fichaje ante un grande y en una cita de responsabilidad.

El Real Madrid no hizo un partidazo ni mucho menos. Jugó un encuentro práctico y calcado al que nos plantean la mayoría de equipos que vienen al Camp Nou. Todos muy cerraditos atrás, líneas juntas, balonazos para CR7 y Benzemá y la flauta. Sonó dos veces. Y eso es todo. Sigo pensando que el potencial futbolístico de los merengues es mucho mayor y que si no lo explotan es por culpa de su técnico. Si a sus aficionados les vale, a mi también. Eso sí, que no me hagan comulgar con ruedas de molino. Lo de ayer no fue una exhibición, fue una victoria por la mínima y ante un rival obligado a proponer, algo que les facilitó y mucho la labor.

Tras la derrota de Stamford Bridge y la de ayer, toca reintrospección. Está claro que los rivales nos tienen tomada la medida. Independientemente que en esto del fútbol el acierto y los estados de forma tienen mucho que decir, no debemos obviar que el equipo se encuentra atascado y con una carencia de frescura alarmante. Pep debe revertir la situación más pronto que tarde. Quizá y solo quizá, el Barça debería plantearse en partidos tan obtusos, regalar un poco de esférico al rival. Nos estamos perdiendo un maravilloso equipo a la contra.

Ayer no se perdió la liga, simplemente se certificó. La competición doméstica se escapó hace meses, con derrotas y empates que nunca debieron ser. El Real Madrid ha sido más regular, tuvo más suerte con las lesiones y por qué no decirlo, con unos arbitrajes que sostuvieron al equipo cuando peor estaba ¿Se acuerdan del Betis y el Rayo? Toca pasar página.

Estamos a las puertas de una nueva final de Champions y tenemos asegurada presencia en la final de Copa. De conquistar ambos trofeos, serían cinco los títulos este año, ahí es nada. El Barça debe aprovechar la falta de urgencias en cuanto a títulos se refiere, para levantar la cabeza con frialdad, serenarse y hallar respuestas. Si algo nos ha demostrado Guardiola durante todos estos años, es que él y sus futbolistas nunca se rinden. Dudar de este equipo después de todo lo que nos ha dado, sería un acto desalmado e injusto. Crítica constructiva sí, derrotismo y linchamiento gratuito, no.

Por cierto, no hubo mal rollo final. Esto ha ocurrido dos veces en los últimos cuatro años. Son las dos veces en las que hemos perdido. Creo que con eso, lo digo todo. El Barça ayer felicitó al rival por su victoria. Perdió de forma elegante y deportiva. No queremos un premio por ello, no nos hace falta. Si algo ha hecho de este equipo un referente, es su estilo y su forma de entender este juego. Incluso en la derrota, dan lecciones.

PD: Llevamos muchos años saboreando las mieles del éxito. No viene mal perder para saber lo que cuesta alcanzar la gloria. Que el Chelsea pague los platos rotos. Queremos la revancha en Munich.

Publicado por EBV - @Banquilleros