Cuando el río suena, agua lleva


Cuando en 2008 la prensa empezó a publicar noticias anunciando el fin de ciclo blaugrana, fueron muchos los que se negaron a aceptar que existía un problema importante. Las continuas invenciones de la caverna llevaron a algunos culés a ignorar una realidad hasta entonces invisible. No lo vieron muchos aficionados y no lo vio tampoco Frank Rijkaard. El equipo se estaba rompiendo y el hambre de títulos había desaparecido.

Cinco años después nos encontramos en una situación pareja. La liga está perdida, las semifinales de Champions necesitan una remontada y el supuesto problema entre Pep y Piqué salpica al equipo semana tras semana. Y como siempre se dice que cuando el río suena agua lleva, lo mejor sería que estos problemas se resolvieran cuanto antes para evitar que se repita lo sucedido con Rijkaard. Afortunadamente la redención está a la vuelta de la esquina.  

El martes ante el Chelsea será clave. Una victoria ante los ingleses daría alas a un equipo que goza de la confianza de su público. Una derrota, en cambio, sembraría todavía más dudas en función de la imagen que el equipo dé durante el partido. La cuestión es que hay un problema que se tiene que solucionar sin demora. Y esa solución pasa por resolver los problemas con Piqué, superar el palo de la liga y demostrar en Champions qué clase de equipo es el F.C. Barcelona. No hay que olvidar que pese haber hecho historia en los últimos cuatro años, todavía hay retos por conseguir. El primero, revalidar la Champions League.