Y no es nuevo, lo de perdonar más de la cuenta digo. Lleva el Barça toda la temporada sufriendo esta lacra que es la falta de puntería. Normalmente esta carencia se disipa gracias a la gran cantidad de ocasiones que se generan por partido. Los culés sentencian por aplastamiento del rival. Son tantas las veces que llega, que alguna tiene que entrar. Ayer, por desgracia, no fue así. Tuvimos uno de esos días tontos que suele hacer acto de presencia en el peor momento de la temporada..
El punto positivo de lo visto ayer en Stamford Bridge es que el equipo fue fiel a sí mismo y mostró una personalidad sobre el campo abrumadora. Unas veces el palo, otras un Cech inconmensurable, un defensa en la línea de gol… el principal protagonista de la película nos privó ayer de una noche memorable. El Barça puso el juego, las ocasiones, el fútbol y eso es algo indudable.
Sería absurdo criticar en algo el planteamiento de Pep. Si cualquiera de las oportunidades marradas hubieran entrado, hoy estaríamos enalteciendo hasta límites insospechados el fútbol mágico de un equipo legendario. Para nada. El Barça jugó un partidazo en todos los sentidos. Desarboló a un Chelsea que jugando en casa y ante su afición acabó pidiendo la hora. Acorraló sin miramientos a uno de los equipos más poderosos de Europa. La diferencia es que ayer ellos enchufaron la que tuvieron y nosotros fallamos las diez de las que dispusimos. La tiranía del gol.
Sí, quizá Iniesta jugó demasiado escorado y Messi retrasado. Puede y solo puede que Alves tardara demasiado tiempo en subir definitivamente al ataque o que la salida de Alexis del campo fuera precipitada. Todo esto poco importa cuando te enfrentas a 10 tios metidos en su área.
Nada que reprocharle al Chelsea. Después de tantos años persiguiendo el sueño de la Champions, es lícito que practique el fútbol que le parezca más oportuno. Además, el primer paso para triunfar, es conocer tus limitaciones. Los blues saben que en esta eliminatoria, a fútbol, no nos ganan y por eso practicaron durante 90 minutos eso denominado antifútbol. Muchas faltas, muchas interrupciones, mucho teatro de Drogba para perder tiempo y romper el ritmo… Nada, aludir a esto para justificar una derrota sería una excusa de mal perdedor. Repito, ayer caímos por errar ocasiones no claras, clarísimas. Lo demás, es llorar y predicar en el desierto.
Resultado puñetero, desde luego. No marcar fuera implica un riesgo tremendo para el partido de vuelta. Si el Chelsea marca un gol en el Camp nou, estaremos obligados a perforar la red de Cech tres veces. Visto lo de ayer, parece quimera.
No lo es. El Camp Nou es un estadio amplio. Es de esperar que aparezcan muchos más huecos que ayer. Igualmente cruzaremos los dedos para que los nuestros tengan un día afortunado de cara a puerta. Y es que esto es lo bonito de la Champions. Veo a este Barça tan capaz de golear al Chelsea en Barcelona, como sucumbir a base de contras mortales de necesidad.
Sea como fuere, todo pasa por el Camp nou. Un Camp nou por cierto, que antes vivirá un clásico espectacular con una liga en juego. Importantísimo para los culés salir victoriosos del envite para afrontar con moral alta la visita del Chelsea. Y es que otro dato para ser optimistas, es que el Barça se jugará la temporada en casa y ante su público.
Hoy más que nunca toca estar con el equipo. Se lo debemos por todos estos años de triunfos y satisfacciones.
Publicado por EBV - @Banquilleros