Desde que Guardiola expusiera el  3-4-3, vimos en un principio como Cesc era un maestro en verticalidad.  Desde exponer al fútbol moderno el "falso 9", hasta aparecer como hombre  libre en la línea media.
No tardaron muchas jornadas, y el  staff técnico y su enorme trabajo concedieron a Fábregas un rol  completamente distinto. Pasó de la verticalidad al otro plano opuesto: recorrer todo el ancho del campo. Desde ese momento, Cesc explotó sus verdaderas cualidades y por fin se vio a un '4' repleto de amplio contenido.
Por  otro lado, Messi junto a su desequilibrio insostenible no solamente se  encargó de crear profundidad, sino también, de ser un arma letal cuando  la segunda linea rival venía a presionar. Lo que era solo terreno de Iniesta, se convirtió también de Leo.
Ahora  bien, una vez que se adquirieron estos dos pedazos de futbolistas  -según contexto- con el 3-4-3 que sistemáticamente, comienza con 4 hombres arriba, los dos están siendo un dolor de cabeza para el contrario.
En vías de salida  -las muchas mostradas en Santander- Fábregas mostró ser siempre fiel al  concepto de "hombre libre", únicamente basado en superioridad. En  cambio, Leo destacó alguna que otra cosa más: enorme ritmo generado en  el pase, e individualidad.
Y en vías de profundidad,  siendo igual los dos como opciones amenazadoras, logró destacar -no  aportar- mucho más Cesc que Messi con sus apoyos increíbles acompañado  de aquella horizontalidad mencionada. Y Messi, solo le bastó colocarse  entre líneas para aumentar el ritmo y a la vez, generar vértigo.
El plan improvisado de Álvaro consistió en rechazar el contraataque  y salir jugando. Con un pivote que fue Gullón, las conexiones se abrían  hacia Diob -la más segura por su exquisito toque- Munitis o  Arana. No fue rentable apostar por Arana en el sentido que su proyección  era opaca y sus centros sin resultado, más aun Munitis, que conllevando  grandes imperfecciones ralentizó continuidad a los ataques del Racing y  muchas oportunidades se perdieron de esa forma.
Pero el sector donde se apoyaron los racinguistas muchas veces, fue en la posición pivote. Primero Marcos Gullón, luego Colsa. Ambos, con distintos rasgos. Marcos manejando los hilos lo hacía estupendamente, pero los verdiblancos se dieron cuenta que aprovechaban mejor la pareja si Colsa se posicionaba en solitario, mientras Marcos avanzaba una línea para apoyar. De esa manera -a mi punto de vista- se vio a un Marcos Gullón muy bien dotado en el plano colectivo; y sobre todo, trabajando desde la intensidad.
Vamos a ver si  Álvaro Cervera aprovecha su amplia gama ofensiva, y en cuanto al Barça;  creo que no cumplió un papel tan extraordinario, pero sí hizo lo que  tenía que hacer. La siempre fragilidad que supone un mediocampo  compuesto por alto ritmo de toque, genera algunos momentos en el cual  nuestra defensa organizada tiene que sacar a relucir; y en donde,  nuestros zagueros no tienen 'techo' en cuanto a nivel. Las sensaciones,  eso sí, crecen a ritmo galopante.
