La indignación popular adquiere proporciones inimaginables, los aficionados contemplan incrédulos el esperpento y ni los más ancianos del lugar recuerdan algo semejante. Ni árbitros ni reglamentos, la justicia deportiva agoniza por momentos y los máximos responables ni confirman ni desmienten. El fútbol español está de luto, la Liga ha muerto.
Una jornada más asistimos impotentes ante la muestra inequívoca de que algo grave esta pasando. Ya no hablamos de jugadas polémicas o errores puntuales, hablamos de adulteración futbolística pura y dura, hablamos de una campaña organizada en toda regla. Solo así se explica la interminable lista de favores arbitrales que están favoreciendo al equipo blanco. Ya no queda ni un solo equipo que no haya pasado por caja, todos, del primero al último han sido víctimas de la mayor campaña de adulteración que haya vivido el fútbol español.
La liga ya no se juega en el campo, la liga se juega en los despachos. Una vez comprobado que el talonario no era suficiente para detener al mejor Barça de la historia, se decidió activar el plan B. Un plan senzillo y económico, bastaba con acercar posturas con el poder establecido y mostrar lealtad. Al mismo tiempo la campaña de acoso y derribo contra los arbitros empieza a dar sus frutos, la ley del miedo atenaza sus decisiones, nadie se atreve a nadar contracorriente... te puedes ahogar.
Esta historia tiene muchos protagonistas, desde un presidente investigado por la justicia, más preocupado en nuestros días por los beneficios mundialistas obtenidos de jugadores que ni siquiera le pertenecen, que por dar la cara y confirmar o desmentir supuestas tramas. Por un presidente de comité que pertenece al siglo pasado, capaz de hablar cuando nadie le espera y denunciar amparado en el oportunismo partidista. Por unos arbitros teledirigidos, que solo entienden la ley del miedo impuesta por entrenadores cobardes y periodistas marioneta. Por último, un presidente que se cree dios, y que vive abonado a los pelotazos que disfrazan su incompetencia. Lo dicho el fútbol está de luto, la liga ha muerto.