El gran cambio blanco

Como todos sabemos, un clásico como FCBarcelona - RMadrid significa, por encima del título que esté en juego, la defensa del honor, la lucha y el deseo de ser mejor que el rival y, cómo no, la polémica. Especialmente desde que José Mourinho se ocupa del equipo blanco.
La llegada del técnico portugués al banquillo blanco le ha dado al Real Madrid un aire muy distinto al de antes. Me refiero a aquellas temporadas de Juande Ramos, Bernd Schuster, Vanderlei Luxemburgo... en general, aquellos años posteriores a la época blanca de Vicente del Bosque. El Real Madrid, curiosamente, dejó de ser aquel gran equipo que ganó la novena Liga de Campeones para ser un equipo que gana a los rivales "asequibles", pero que suele caer ante grandes rivales como Bayern Munich, Liverpool u Olimpique Lyon. Podemos recordar los años consecutivos en los que ha caído en cuartos de final de la máxima competición europea. Aun así, aquel Madrid era un equipo que, a pesar de estar muy lejos de sus años "dorados", si caía derrotado, reconocía su derrota, a veces su inferioridad en el juego, incluso más de una vez, pedirle disculpas a su afición.
Sorprendentemente, aquel Real Madrid, con la llegada de Jose Mourinho, ha dado un giro de 180 grados tanto en su manera de jugar como en su actitud ante la derrota. Lejos ha quedado aquel equipo que no dominaba en los partidos y reconocía una justa derrota. El nuevo Real Madrid es un equipo caracterizado por su gran pegada: realiza muchos disparos a puerta, tiene mucha llegada al área rival y, en definitiva, causa mucho peligro.
Lamentablemente, el cambio no es tan positivo cuando este equipo pierde: si antes reconocían su mal juego, ahora destacan por un mal perder que queda demostrado en las imágenes del terreno de juego, en actitudes burlescas, en provocaciones e incluso en las ruedas de prensa. Esto ocurre sobre todo, pero no únicamente, contra el FC Barcelona. No hace falta recordar los lamentables momentos vividos en esta temporada porque todos sabemos a lo que me refiero. Aunque todas estas acciones no dejan de ser graves, la cosa no se queda ahí, sino que se ha llegado más lejos: el escepticismo mostrado sobre las decisiones de la UEFA y las acusaciones de dopaje al FC Barcelona son hechos que quedan absolutamente fuera del deportivismo y del "fair play". Por no hablar del ya conocido "efecto mourinhizador". Se trata de un fenómeno que consiste en una doctrina dada por el técnico blanco y que consiste
en provocar y menospreciar al rival, criticar las decisiones arbitrales y agredir a técnicos rivales. Este efecto tiene un carácter expansivo, de manera que numerosos aficionados blancos lo creen y, cuando antes sabían perder y reconocían el mal juego de su equipo, ahora se dice que su equipo no ha ganado por la simple razón de que el árbitro no lo ha querido. Parece ser que el madridismo, tanto los aficionados como los jugadores y la directiva, se ha rendido al mensaje del técnico portugués; algo que no le hace ningún bien al club blanco. En definitiva, espero y deseo que todo esto llegue a su fin y que el madridismo pueda disfrutar de un buen juego de su equipo y de una actitud ejemplar. Que lo que ahora ensucia al mundo del fútbol, pronto sea alegría para los millones de aficionados de este deporte.

Un artículo de Abel Roncero