El partido disputado ayer ante Hajduk Split podría ser catalogado perfectamente de pachanga veraniega. Encuentro aburrido, soso, lento, enfocado unica y exclusivamente a que los futbolistas vayan cogiendo la forma necesaria de cara a los compromisos serios  que se vislumbran en el horizonte culé, como son la Supercopa de España y la Supercopa de Europa.

Atrás quedó aquella época en la que el primer partido amistoso se disputaba casi 15 días después de comenzar los entrenamientos. Las televisiones y el dinero, acabaron con esa travesía por el desierto, en clave futbolística, que suponía para el telespectador el mes de Julio. No hace ni 5 días que el conjunto de Pep Guardiola arrancó la 11-12 y ya están disputando encuentros de 90 minutos por esos campos de dios. Por cierto y hablando de campos, el de ayer, de pena, blando, peligroso y con calvas que riéte tú de Koyak. Estas cosas habría que vigilarlas, máxime en periodo de aclimatación.

Pocas conclusiones podemos pues extraer de lo visto ayer. El equipo azulgrana mezcló chavalería del B con jugadores de la primera plantilla. Nadie desentonó y solo uno destacó, Thiago Alcantara. Yo creo que lo hace incluso sin querer, lo de destacar digo. La clase, la imaginación, su facilidad en el regate, es algo innato, le sale solo. Ayer, luciendo el 4 a la espalda, volvió a dejar claro que hay alternativa a Cesc y está en casa.

El otro aspecto a destacar y para mi el más importante independientemente del rendimiento de cada jugador, que la verdad, en este momento me la trae al pairo, es la exhibición de idea futbolística que nos ofrece el conjunto de Pep Guardiola cada vez que se viste de corto. Y es que no importa si juega Messi, Xavi, Thiago, Jonathan, Alves, Jonathan Soriano, Pedro, Afellay o un infantil... el Barça siempre es reconocible.

Obviamente la diferencia estriba en el comportamiento individual de cada futbolista. No es lo mismo el regate y la definición de Messi, que el de Jeffren. Tampoco es igual de virtuosa la batuta de Xavi que la de Dos Santos. Sin embargo, la intención, los movimientos, la forma de encarar los partidos, la búsqueda de la posesión a cualquier precio, la presión adelantada, los desmarques continuos del 7 y el 11, el falso 9... destilan ADN Barça por los cuatro costados.

Es la gran fuerza del Barça de Guardiola, juegan de memoria. Y el gran acierto de la entidad, es lograr que los mismos criterios se extiendan mimeticamente a las categorías inferiores. Esto incide necesariemente en que la adaptación de los que llegan por detrás pisando fuerte es inmediata. Un círculo deportivo virtuoso que está dando sus frutos en los últimos años con una pléyade de extraordinarios canteranos.

El primer partido de la temporada, srivió como toque de atención para todos nuestros rivales. Seamos muchos o pocos, mejores o peores, nuestra identidad, nuestra forma de entender este deporte, nuestra filosofía y know how, siguen inexpugnablemente la hoja de ruta trazada. Mientras unos anhelan encontrar un estilo de juego, otros se limitan a perfeccionar lo perfecto.

Un artículo de David Aparicio | ELBV