Todo el mundo conoce e incluso habrá mencionado alguna vez en su vida, aquello de que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Aunque resulte paradójico y desconcertante, este dogma a priori incuestionable ha dejado en los últimos tiempos de tener un valor ejemplarizante o instructivo para convertirse, por desgracia, en un chascarrillo usado vilmente por mucho canalla que anda suelto por esos mundos de dios.
Así las cosas, no debería extrañarnos que los propios medios de comunicación se salten a la torera esta máxima legal y usen la libertad de expresión para calumniar o prejuzgar ante la opinión pública a personajes de morboso interés a los que el gran público pueda despellejar en las horas muertas. Leer más...