El
Barcelona presentará a finales de este mes o principios de agosto unas cuentas auditadas en las que se habrá cumplido el presupuesto. Trabajo ha costado. El club ha tenido que aplicar una política de austeridad en clara contraposición al exagerado dispendio sin control del último año de
Joan Laporta. Los primeros en dar ejemplo han sido los directivos. Sus viajes, salvo los transoceánicos, son siempre en turista. Y si es posible, lo hacen en low cost. La gran mayoría se paga el teléfono de su bolsillo y, salvo en casos muy puntuales, las Visas han desaparecido. Las grandes comilonas diarias son historia. El gasto en este capítulo se ha reducido radicalmente. Y todos los directivos tienen que explicar con quién comen y para qué. Rosell prácticamente no utiliza el coche del club y ya no tiene seguridad personal...
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