Musashi Suzuki. Así se llama el jugador negro, de origen jamaicano, que juega con la selección japonesa sub-17. Sobra decir el punto exótico que el joven futbolista aporta al combinado nipón; pero, a pesar de lo que pueda indicar el color de su piel, Musashi se siente japonés. Es cierto que nació en Jamaica y que su padre es oriundo del lugar, pero no es menos cierto que el bueno de Suzuki abandonó de muy jovencito su tierra natal (nació en Montego Bay, Saint James, hace 17 años) y que desde que tiene uso de razón piensa y vive como un nipón más.
"En 1998, cuando Japón jugó contra Jamaica (en el Mundial de Francia), tenía cuatro años. Él hablaba patois (un idioma utilizado en el área del Caribe, principalmente en Jamaica) pero se olvidó de todo tres meses después”, explica Mariko Suzuki... leer más | La Vanguardia