El éxito, que tanto entusiasmo social genera entre el barcelonismo global, también corroe de envididia particularmente. Sobre todo si, como en este caso, proporciona no el poder absoluto, que a nivel de secretaría técnica sigue ostentando, inmaculado, Txiki Begiristain, pero sí la autoridad moral para pedir, como ha hecho Guardiola, al defensa ucraniano ...
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