Pep Guardiola puede dormir tranquilo. Si no es Henry, es Messi, o Xavi. O Eto’o, que ayer volvió a marcar, volvió a abrir la lata, como en tantas otras ocasiones, como siempre que se le necesita. El partido estaba atrancado, se llegaba al filo del descanso y el equipo pedía a gritos una genialidad ...
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