"No pido nada, ni siquiera los 100 días de gracia. Me gustaría prometer títulos pero sería un error". Así se pronunciaba Pep Guardiola el 17 de junio de 2008 cuando fue presentado como sucesor de Frank Rijkaard no sin un cierto escepticismo sobre su éxito entre buena parte de los barcelonistas.Eso sí, se obligó "enganchar a la afición" y exigió el máximo compromiso a la plantilla: "Perdonaré que los jugadores no acierten pero no que no se esfuercen". Ese libro de estilo que todos los culés no concebirían ahora en otro técnico y que son modelo a seguir por casi todos sus colegas -hay excepciones en clubs grandes no muy lejanos-, le ha llevado a destrozar todos los pronósticos. Ni el más optimista habría imaginado que en la temporada de su debut conquistaría el primer triplete de la historia del club ni que mañana, cuando cumplirá en Sevilla 1.000 días como plenipotenciario responsable del banquillo azulgrana... leer más | MD



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