Erik Lamela fue por primera vez titular con River Plate hace poco más de un año siendo aun un adolescente. Aquel niño de coleta rubia que estuvo muy cerca de fichar por el Barça cuando tenía solo 12 primaveras había crecido para convertirse en una de las promesas con más futuro del conjunto de Buenos Aires. En la actualidad, Lamela ya no es solo un proyecto de futbolista sino que se ha erigido en la joya de la corona del equipo ‘millonario’.

Pero todo podría haber sido diferente si, en 2004, José María Aguilar, por aquel entonces presidente de River Plate, no hubiera convencido a los padres de Erik para que la familia no se marchara a vivir a Barcelona. El chico tenía una oferta del club azulgrana, que quería repetir una operación parecida a la que llevó a Messi a la ciudad condal... leer más | lavanguardia