¿Donde está el Villarato?
2011-02-03
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Madrid y Barça se verán las caras el 20 de abril en la final de copa, cuatro días después del partido de vuelta de liga en el Bernabéu. Apasionante, sin duda. Sin embargo, quedan algunos flecos por tratar de las semifinales ya jugadas. Porque mientras en una el 8 a 0 final no da pie a ninguna conjetura, la otra sí ha dado para hablar. Nos referimos, claro está, al Sevilla-Madrid.
Ante el Sevilla, las decisiones arbitrales complicadas les favorecieron. Lamentablemente esta vez no dicen nada, aunque tampoco se esperaba… Quizás todos ellos deberían aprender de la prensa barcelonista y sobretodo del entorno culé que, a pesar de seguir mostrando sus colores, han demostrado una madurez que hace enorgullecer a cualquier seguidor blaugrana. Existen unos límites profesionales y morales que uno no debe traspasar y eso en Barcelona se sabe. En el otro lado, en cambio, han crispado de tal forma el ambiente, que allí donde van les reciben revoloteados. Porque ya se sabe, cada uno recoge lo que siembra y si no que se lo pregunten a Cristiano…
En la ida fue el gol fantasma y en la vuelta un gol anulado a Negredo. Dos jugadas polémicas, un único beneficiado: el Real Madrid. Y con ello no quiero juzgar el devenir de la eliminatoria, pues por ejemplo, el gol fantasma, ante tantas dudas no debía subir al marcador. Aun así, sí merece especial atención el trato de las jugadas polémicas en la caverna mediática, ese motor incombustible que empuja al madridismo hacia la locura y el fanatismo hablando siempre de villaratos y de supuestas manos negras, igual que Mourinho y compañía. Ahora, tras lo sucedido en las semis no tienen suficiente valor para hacer autocrítica y mirarse el ombligo.
Ante el Sevilla, las decisiones arbitrales complicadas les favorecieron. Lamentablemente esta vez no dicen nada, aunque tampoco se esperaba… Quizás todos ellos deberían aprender de la prensa barcelonista y sobretodo del entorno culé que, a pesar de seguir mostrando sus colores, han demostrado una madurez que hace enorgullecer a cualquier seguidor blaugrana. Existen unos límites profesionales y morales que uno no debe traspasar y eso en Barcelona se sabe. En el otro lado, en cambio, han crispado de tal forma el ambiente, que allí donde van les reciben revoloteados. Porque ya se sabe, cada uno recoge lo que siembra y si no que se lo pregunten a Cristiano…